En primer
lugar, afirma Zubiri que la
realidad no es sujeto, sino un sistema o estructura. La realidad, como unidad
de incluye los momentos de co-determinación, totalidad, clausura cíclica,
posición e individualidad. La realidad descrita como sistema se aprende no como
sustancia, sino como una sustantividad que posee en propio la suficiencia
constitucional. Este es el logro fundamental de Zubiri en el ámbito de una
teoría de la realidad que permite situarlo en manifiesta convergencia con lo
expuesto por la Teoría General de los Sistemas iniciada por Bertalanffy (en
1947). Ambas visiones, cada una con sus propias especificidades, permiten
destacar los momentos de totalidad y de emergencia de lo real, mostrando la
necesidad de situarse en un nuevo paradigma ontológico que contemple el
esencial dinamismo de lo real y abandone por ello el obsoleto paradigma lineal,
causal, analítico y mecanicista del saber tradicional. Tal proyecto Zubiri lo
plasmará en su programa de reificación sistémica del ente frente al proceso
efectuado en la filosofía tradicional de una entificación categorial de la
realidad.
En
segundo lugar, la realidad es
también emergencia material. Esta segunda tesis descriptiva de lo real se sigue
de sus mismas propiedades sistémicas. Zubiri no es materialista. El
materialismo supone decir que no hay más realidad que la material, mientras que
Zubiri describe como realidades las diferentes formas y modos de realidad, sean
éstas materiales o no. Todo lo material es real, pero no toda realidad es formalmente.
La materia, es emergente. A tal visión de las cosas la denomina Zubiri con el
nombre de materismo. La materia
como momento constitutivo de toda realidad es esencialmente innovante. La
filosofía zubiriana puede muy bien definirse como un emergentismo materista o
un materismo emergentista. Desde esta perspectiva, y teniendo presente que la
inteligencia humana es una realidad más entre otras que constituyen el cosmos,
Zubiri viene a denunciar el proceso de sustantivación de la conciencia y de lo
espiritual característico de la filosofía moderna, que partiendo de la egología
cartesiana llega a la fenomenología idealista de Husserl. La realidad
inteligente y el dinamismo intelectivo hay que entenderlo, desde una emergencia
material. Por ello, la teoría de la inteligencia es una teoría de la adaptación
a la realidad.
No es difícil suponer que en el
actual momento tecnológico donde tanto se habla de la realidad virtual, la
filosofía zubiriana, que es sobre todo una novedosa filosofía de la
inteligencia, podría ayudar en el entendimiento de esos conceptos un tanto
enigmáticos. La tarea consistiría en confrontar el concepto de inteligencia con
el concepto de inteligencia artificial y su modelo computacional de la mente,
por ver si ello clarifica de algún modo tan difícil término cual es el de
inteligencia.
Las características del pensamiento de Zubiri
podrían agruparse en:
-Toda verdad envuelve realidad, pero no toda realidad envuelve verdad. Se trata de que la
aprehensión intelectiva sentiente es una respectividad unilateral, de tal modo
que aunque toda verdad siempre incluye el momento de verdad real, la realidad
no necesita ser inteligida para ser realidad de suyo.
- Aunque todo acto de conocimiento es un acto
intelectivo, no todo acto intelectivo es un acto de conocimiento.
- Toda facultad es potencia, pero no toda
potencia es facultad. La inteligencia no es facultad por sí sola, sino
que necesita estar facultada por las estructuras físico-biológicas que
posibilitan y constituyen sistémicamente la inteligencia, esto es, por el
sentir impresivo.
- Las cosas no son reales por ser
independientes, sino independientes por ser reales. Lo real, en tanto que de suyo, esto
es, en tanto que "positiva y formal remisión a lo que es la cosa antes de
la presentación" queda
fijado como fundamento de toda independencia y objetividad.
- Hay una verdad de la razón, pero no una
razón de la verdad. Es
decir, no hay una sola razón de la verdad en el sentido de una verdad única y
total al modo de Kant o Hegel, pues la razón sentiente no es totalizante ni
totalizadora, sino constitutivamente abierta.
- La esencia no es una cosa esencial, sino lo
esencial de una cosa. Se
muestra aquí un especial cuidado en evitar el esencialismo epistemológico para
limitarse a señalar que lo constitutivo de toda realidad es su respectividad
sistémica.
- No es el ser fundamento de la realidad, sino
la realidad fundamento del ser. Desde el punto de vista inteleccionista
el ser no es lo transcendental, esto es, no es momento fundante y radical que
envuelve toda cosa; por el contrario la realidad sí lo es.
- No hay individuación de la especie, sino
especiación del individuo. La especie es más que la suma de los
elementos que la componen de tal modo que la suma de elementos no constituye la
especie.
- Las cosas se mueven porque el universo está
en movimiento, pero no es el caso que el universo esté en movimiento porque las
cosas se muevan.
Por último, aplicando esta idea al
ámbito gnoseológico, tenemos que si sujeto y objeto se definen como fuerzas,
hay que partir previamente del campo que determina tales fuerzas, es decir, del
momento físico de lo real dado en la misma aprehensión primordial y en el que
la relación sujeto-objeto es ulteriormente constituida.
Realizado por: Maria Ferrer
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